EVO Y LA OLIGARQUIA CRUCEÑA

El MAS, luego de derrotar a la oligarquía cruceña en lo político y militar, le permite reproducir su modelo económico y ganar ahora más plata que nunca. Quienes militamos en el proceso de cambio lo hicimos no para que se cohabite con quienes quieren tumbar al gobierno. Hoy las logias están otra vez articuladas, lo que les permite no sólo interpelar sino conspirar contra Evo Molares. Esas elites pueden invitar a Evo a la Feria Exposición de Santa Cruz, a eventos cívicos y comparsas, pero en su círculo íntimo siguen siendo racistas y feudales y apenas puedan van a dar un garrotazo al actual régimen.

Los conceptos fueron vertidos por la politóloga Helena Argirakis (“La Razón”,  09-06-16), al anunciar la publicación de su libro “La Reconfiguración del Campo Político Cruceño. De la Lucha Interhegemónica a la Lucha Intrahegemónica”, en el que analiza lo sucedido entre el 2004 y el 2009, en medio de cabildos, elecciones, referéndum, asamblea constituyente, nueva Constitución Política del Estado, intentos separatistas, actos terroristas, un cerco indígena sobre Santa Cruz y pronunciamientos de UNASUR. Lo anterior culmina con lo que el vicepresidente Alvaro García Linera denominara  punto de bifurcación (el  término fue acuñado por Gramsi), el que implica el desmantelamiento, fractura y dispersión del Bloque Cívico Regional (BCR) cruceño.

El núcleo de este BCR fue el Comité por Santa Cruz (la más longeva de las entidades cívicas del país), auto designado el gobierno moral de los cruceños, cuyo poder se hallaba por encima de los partidos políticos regionales, logias y organizaciones empresariales y culturales. Para llegar a ese sitial había tergiversado el pensamiento de Gabriel René Moreno, quien sostenía que los enemigos de la cruceñidad eran el colla, el camba y el portugués. La elite, cuando le convino, incorporó a la cruceñidad al camba, al que había despreciado y explotado a lo largo de la historia.

A partir del 2000, dice Argirakis, se estructuraron dos bloques irreconciliables: El BCR cruceño, columna vertebral de la “Media Luna”, que logró la adhesión de seis de los nueve prefectos del país, y el Bloque Indígena, Ordinario, Campesino, Popular, liderado por Evo Morales. Ante la emergencia de los movimientos sociales, el BCR reflotó las banderas autonomistas e hizo suyo el modelo neoliberal de Sánchez de Lozada. Su discrepancia se redujo al énfasis municipal de la Ley de Participación Popular, de 1994.

La debacle del BCR se originó en discrepancias internas, entre la corriente que pretendía mantener la línea legalista e institucional, postulada por Juan Carlos Urenda, y el sector duro, encabezado por Branco Marinkovic, el que, ante el rotundo triunfo de Evo, en el referéndum revocatorio de agosto de 2008, con 2/3 de los sufragios, optó por la toma violenta de instituciones y se involucró en la aventura separatista de Eduardo Rózsa. El fracaso de ambos acciones precipitó el desmantelamiento del BCR y la  “Media Luna”, con el apresamiento del Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, y la pérdida de mandato de los prefectos de La Paz, José Luís Paredes, y de Cochabamba,  Manfred Reyes Villa.

La nueva correlación de fuerzas, dice el arquitecto Fernando Prado (citado por Argirakis), terminó con el predominio exclusivo y monopólico del Comité Cívico, con sus intelectuales conservadores, nostálgicos, subjetivos e ideologizados. Emergieron  figuras no confrontacionales en lo intelectual y empresarial y nuevos empresarios con visión nacional, que aceptan la vigencia de un capitalismo de Estado del cual se benefician. No hay más provincialismo político de las elites y corporaciones. También surgieron nuevas agendas de debate y la posibilidad de una nueva conciencia social  y de una nueva cultura política, alejada del racismo y del regionalismo, gracias a la democratización del debate político.

Desde nuestro punto de vista, el MAS, al reponer el modelo agro exportador del BCR y del gonismo, ha impedido que el MAS, en Santa Cruz, se desarrollara de manera autónoma y creativa, ya que sigue siendo una filial del MAS nacional, como ocurre en el resto del país. Cabe recordar que agros exportadores y logieros impulsaron el separatismo. El caso del sector soyero es paradigmático. De los grandes y medianos productores de soya transgénica,  el 67 % son extranjeros (38 % brasileños, 10 % japoneses, 9 %  menonitas y otro 10 % de otras nacionalidades, los que benefician con subvenciones de diesel, reintegración de impuestos y perdón de delitos, como desmontes ilegales. Entre tanto, se incrementa la importación de alimentos para consumo popular (Petropress).

Es difícil saber si el gobierno retomará su impulso inicial. Sin embargo, si ello ocurre se deberá a personas como Helena Argiraquis que tuvieron la valentía de criticar al proceso de cambio desde dentro del proceso de cambio.